La música incidental es aquella que se crea específicamente para acompañar y realzar una obra teatral, cinematográfica o televisiva.
En el caso de la obra teatral “Sueño de una noche de verano” de William Shakespeare, el compositor alemán Felix Mendelssohn creó una serie de temas musicales que enriquecen y envuelven la atmósfera mágica de la historia.
El talento de Mendelssohn llegó a su punto máximo con la creación de la música incidental para “Sueño de una noche de verano”. Desde la obertura hasta los diversos temas que acompañan a los personajes y escenas, el compositor logra captar el espíritu y la esencia de la obra de Shakespeare. La música logra transportar al espectador a un mundo de fantasía y ensoñación, en el que el amor, los celos y las travesuras de seres mágicos tienen lugar en una noche de verano.
La obertura de la música incidental de Mendelssohn es sin duda una de las piezas más conocidas y apreciadas de la obra. Compuesta en 1826 cuando el músico tenía tan solo 17 años, la obertura captura la atmósfera de misterio, alegría y romanticismo que se vive en cada escena de la obra. La mezcla de melodías y armonías, junto con la habilidad para evocar imágenes y emociones en el oyente, hacen de esta pieza una joya del repertorio clásico.

La música incidental creada por Mendelssohn para “Sueño de una noche de verano” es un elemento esencial para realzar y enriquecer la experiencia de presenciar la obra de Shakespeare. El talento y genialidad del compositor alemán quedan plasmados en cada tema, logrando captar la esencia del texto y sumergir al espectador en un mundo mágico y lleno de emociones. No cabe duda que esta unión entre la literatura y la música, en manos de dos grandes maestros como Shakespeare y Mendelssohn, nos regala una experiencia artística inolvidable.
La relación entre la música clásica y la literatura ha sido siempre estrecha y enriquecedora. Félix Mendelssohn, quien se inspiró en la obra teatral de William Shakespeare “El sueño de una noche de verano” para componer su música incidental y la célebre obertura de la misma. Esta obra de Shakespeare, escrita a finales del siglo XVI, es una comedia que aborda temas como el amor, la fantasía y lo sobrenatural en un contexto estival y onírico.
Mendelssohn, un compositor alemán del siglo XIX, tuvo un interés temprano en la obra de Shakespeare, en especial en “El sueño de una noche de verano”. A la edad de 17 años, compuso la obertura op. 21, una pieza sinfónica que captura el espíritu y la atmósfera de la obra literaria. Posteriormente, en 1842, a petición del rey Federico Guillermo IV de Prusia, Mendelssohn compuso la música incidental op. 61, que incluye 14 números como acompañamiento para la obra teatral.

La música de Mendelssohn para “El sueño de una noche de verano” destaca por su capacidad para transmitir el ambiente mágico y las emociones de los personajes de la obra de Shakespeare. La obertura, por ejemplo, comienza con un ambiente etéreo y misterioso, evocando el mundo de las hadas y los seres sobrenaturales. Posteriormente, la música adquiere un carácter más animado y juguetón, reflejando las situaciones cómicas y enredos amorosos que se suceden a lo largo de la obra. La música incidental, por su parte, incluye piezas como la famosa “Marcha Nupcial”, que se ha convertido en un símbolo de las bodas y celebraciones matrimoniales.
La obra de Mendelssohn inspirada en “El sueño de una noche de verano” de Shakespeare es un ejemplo sobresaliente de la relación entre la música clásica y la literatura. La habilidad de Mendelssohn para trasladar el ambiente y las emociones de la obra teatral al lenguaje musical demuestra la profunda conexión que puede existir entre estas dos formas de arte. Al mismo tiempo, la música de Mendelssohn ha logrado trascender el ámbito teatral y convertirse en un referente dentro del repertorio clásico, consolidando su lugar en la historia de la música.