Con respecto a JS Bach, no creo que exista para este gigante de la música mejor juez que su propia esposa, Anna Magdalena Wülcken, quien escribió en su biografía: “Ahora que ya está muerto, los hombres han olvidado su obra. Se habla más de sus hijos CPE y Johann, pero no puedo creer que siempre será así. Su música es muy distinta a la de éstos. Te hace penetrar en un mundo diferente, un mundo sereno, sobrehumano, en donde las preocupaciones terrenales no tienen cabida. En su esencia descansan la paz y la belleza…”
Y así fue… tras la muerte de Bach en 1750, toda su obra cayó en el olvido y no fue hasta el 11 de marzo de 1829 cuando un precoz Mendelssohn, bajo la directriz de Carl Zelter, reestrenó la Pasión según San Mateo en la Singakademie de Berlín. Este hecho destaca sobremanera, ya que se trataba de música muy antigua para su época. En la actualidad, se acostumbra interpretar obras de otros siglos, mientras que en el período romántico no era así. Desde entonces, nació un fuerte interés por el estudio de las obras de Bach que ha persistido hasta nuestros días y otorgó un gran impulso a la divulgación de su música.
Hoy, su obra ocupa un puesto de privilegio en el repertorio. La razón es sencilla: a lo magistral que convierte a sus composiciones en un modelo imperecedero de perfección técnica, se une una expresividad que las hace siempre actuales y se constituyen, per se, en uno de los pilares del Barroco… sublime cimiento de toda la música por venir.